Caminando en familia

¡Hola queridos suscriptores de Nazareting!

Esperamos que esta nueva entrega de nuestra Newsletter te ayude a descubrir, crecer y revitalizar tu vocación.

Hoy queremos hablarte de algo esencial para nuestra vida vocacional y comunitaria: el espíritu de familia. Es más que un sentimiento; es un llamado a vivir con corazón abierto y en profunda unidad. Reflexionemos juntos sobre este tema tan vital y querido para nosotros.

¿Un mundo sin tiempo para la familia?

Vivimos en una sociedad cada vez más rápida, llena de compromisos y distracciones. Como en la historia de «El juguete que falta», a veces nuestras prioridades se desalinean, y descuidamos lo más valioso: las relaciones. Nuestra familia o comunidad puede convertirse en ese «niño que sonríe poco» cuando no le dedicamos tiempo o atención. En esta prisa por cumplir objetivos, ¿no estaremos olvidando que el verdadero éxito se mide en la calidad de nuestras conexiones?

El espíritu de familia nos invita a cambiar este paradigma. Las Constituciones de los Hermanos de la Sagrada Familia nos recuerdan que el espíritu de familia consiste en «vivir entre nosotros las relaciones vitales que hacen de la familia humana una comunión de personas». Estas relaciones, si se cultivan, nos llevan a cumplir nuestro propósito en el plan divino.

Un lazo que nos transforma

El espíritu de familia es más que convivir; es construir una comunidad donde las palabras y acciones reflejen amor, unidad y apoyo mutuo. En «El eco de la montaña», aprendemos que nuestras palabras tienen el poder de edificar o destruir. Cuando decimos «Te admiro» o «Cuento contigo», generamos ecos de confianza y fraternidad. Vivir en unidad nos da fuerzas para afrontar los retos con la certeza de que no estamos solos.

Además, como lo expresó el Hermano Gabriel Taborin, «el espíritu de cuerpo y de familia nace de la caridad, y, en consecuencia, de Dios que es la caridad misma». Este espíritu tiene un fundamento divino que nos impulsa a vivir desde el amor verdadero y desinteresado. La comunión perfecta entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se convierte en el modelo de nuestras relaciones. Siguiendo este ejemplo, nuestras familias y comunidades están llamadas a ser espacios de acogida, reconciliación y esperanza.

¿Cómo vivir el espíritu de familia?

 “El ciego y el cojo” se salvaron gracias a su colaboración y confianza mutua. Esta historia nos recuerda que valorar los dones de los demás y trabajar en unidad puede superar cualquier obstáculo.

  • Ten un trato cercano con Dios y con los demás.
  • Dedica momentos para orar en comunidad, buscando juntos la guía de Dios. La oración nos une en un propósito común y refuerza los vínculos de fraternidad.
  • Esfuérzate por acoger y construir la comunión. Establece relaciones familiares y fraternas.
  • Dedica tiempo para escuchar genuinamente a los demás. Valora sus perspectivas y dones.
  • Usa palabras que inspiren y gestos que fortalezcan los lazos.
  • Trata de entender a los demás, de reconciliarte y de empezar las relaciones de nuevo.
  • Se sensible y solidario con los que viven situaciones difíciles.

Recuerda que el espíritu de familia es un don, pero también una responsabilidad para transmitirlo con alegría y compromiso.

Para reflexionar…

Como familia Sa-Fa, estamos llamados a ser signos de esperanza y unidad. Antes de terminar, te dejamos estas preguntas para que las medites:

  • ¿Estoy dedicando tiempo y atención suficiente a mi familia o comunidad?
  • ¿Mis palabras y acciones están construyendo un «eco» positivo?
  • ¿Cómo puedo colaborar mejor con los demás, valorando sus dones y talentos?

Gracias por ser parte de esta gran familia.

Recuerda que el espíritu de familia se cultiva cada día con pequeños gestos que reflejan el amor de Dios. Como dijo el Hermano Gabriel Taborin: “Donde hay un corazón que ama, allí está Dios”.

Te animamos a vivir este llamado con alegría y compromiso. ¡Adelante, en unidad y fe!

¡Gracias por unirse a nosotros en esta reflexión!

Esperamos hayas disfrutado de esta edición de nuestra Newsletter y que te haya resultado inspiradora.

¡Hasta la próxima entrega!

Saludos fraternos.

Hermano Roberto Cabello

Coordinador del Equipo Vocación Sa-Fa